Por: Laura López Alzate
Lo que comenzó como un dolor de cabeza persistente terminó transformando por completo la vida de Carmen Navas, una mujer que un día amaneció sin la visión del lado derecho y sin la capacidad de caminar o hablar con normalidad.
Un tumor cerebral la obligó a empezar desde
cero y a enfrentarse a una discapacidad repentina que la dejó sin equilibrio,
sin orientación y sin la posibilidad de sostener su rutina cotidiana.
Con un hijo de 10 años, que aún dependía de ella,
Carmen sintió que su vida se detuvo. Sin embargo, en medio de la tormenta
aparecieron dos instituciones que se convertirían en soporte y camino: el Instituto
Nacional para Ciegos (INCI) y la Fundación Universitaria Colombo Germana (Unigermana).
Su acompañamiento marcó el inicio de un proceso de reconstrucción personal que
hoy es ejemplo nacional.
Del diagnóstico devastador a la
rehabilitación más compleja
La cirugía para remover el tumor cerebral fue solo el comienzo. La consecuencia inesperada —la pérdida total de la visión del lado derecho— dejó a Carmen enfrentándose a una vida que ya no reconocía. Caminar, mantenerse de pie, orientarse o sostener un objeto se convirtieron en desafíos diarios. Sus movimientos eran torpes, su sistema nervioso respondía lentamente y la carga emocional parecía más difícil de manejar que la propia discapacidad física. El miedo, la frustración y la incertidumbre económica la golpearon fuerte. Pero Carmen no estaba sola.
INCI: las primeras manos que le
mostraron un nuevo camino
En el INCI, Carmen encontró orientación
especializada y un enfoque integral que la ayudó a comprender y aceptar su
nueva condición visual. Allí, no solo recibió rehabilitación, sino formación
para recuperar independencia, adaptarse a los cambios y reconstruir su cotidianidad
desde la autonomía.
Los profesionales identificaron que Carmen necesitaba más que ejercicios visuales: requería acompañamiento emocional, habilidades para la vida diaria y una ruta que le permitiera volver a sentirse capaz.
Unigermana: cuando la educación se
convierte en renacimiento
Gracias a una articulación entre el INCI y la
Fundación Universitaria Unigermana, Carmen encontró una alternativa impensada:
continuar sus estudios y reconstruir su proyecto de vida desde la educación
superior.
En Unigermana aprendió a realizar consultas
psicológicas domiciliarias, fortaleció su perfil profesional y, sobre todo,
recuperó la confianza en sí misma. La institución reconoció el enorme potencial
de su proceso y decidió apoyar de forma directa su proyecto: un emprendimiento
social de atención psicológica para familias y personas en crisis emocionales.
El respaldo académico, la orientación docente y el
acompañamiento institucional hicieron posible que su iniciativa —nacida del
dolor— se transformara en una propuesta real de ayuda comunitaria.
Una mujer que no recuperó la vista…
pero sí una nueva manera de mirar la vida
Hoy, Carmen Navas se ha convertido en un símbolo
silencioso de fortaleza. No protagoniza campañas ni discursos oficiales. Su
historia se sostiene sola, como ejemplo de que la rehabilitación, la educación
y la solidaridad pueden convertir una tragedia en un propósito de vida.
Aunque no recuperó la visión perdida, encontró otra
forma de ver:
“Ahora veo con los ojos del alma”, dice con serenidad.
Su testimonio demuestra que cuando la oscuridad llega
primero, siempre es posible levantarse… si se encuentran las manos correctas en
el camino.


