La iniciativa de las hermanas Jaqueline y Jessi
Sevillano en Tumaco, Colombia, a través de la Asociación de Mujeres
Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente (Asomefama), ha
captado atención por su impacto ambiental y social en la región del Pacífico
colombiano. A continuación, se amplía la información sobre esta iniciativa
pesquera, basada en datos recientes y el contexto proporcionado, con un enfoque
en su relevancia, logros y proyecciones:Contexto y origen de AsomefamaTumaco,
ubicado en el departamento de Nariño, es un municipio costero con una economía
fuertemente ligada a la pesca artesanal y la agricultura, pero también marcado
por desafíos como la pobreza, la desigualdad y los efectos del conflicto
armado. Durante las cuarentenas por la pandemia de COVID-19 (2020-2021), muchas
mujeres en Tumaco perdieron sus empleos, lo que llevó a las hermanas Sevillano
a buscar alternativas sostenibles para generar ingresos y mitigar el impacto
ambiental de la industria pesquera.La idea de producir CamHarina, una harina
hecha a partir de cáscaras de camarón, surgió tras identificar un problema
crítico: de las 15 toneladas de camarón procesadas en Tumaco, aproximadamente 7
toneladas de desechos (cáscaras y cabezas) se devolvían al mar, generando contaminación
en los ecosistemas marinos y costeros. Esta iniciativa no solo aborda la
gestión de residuos, sino que también empodera a mujeres y jóvenes de la
región, promoviendo la sostenibilidad y la autonomía económica.Detalles de la
iniciativaProducto: CamHarina
La CamHarina es un producto innovador que
transforma los desechos de camarón en un polvo rico en nutrientes, sin aditivos
químicos, que realza el sabor de platos tradicionales del Pacífico, como sopas,
arroces y preparaciones de mariscos. Según Jaqueline Sevillano, este producto
no solo es un condimento, sino una solución que reduce la contaminación marina
al evitar que 800 kilos de desechos regresen al océano.
Impacto ambiental
La iniciativa contribuye a la economía circular
al convertir un residuo problemático en un recurso valioso. Al recolectar
cáscaras de camarón de las pesquerías locales, Asomefama reduce la
contaminación en los manglares y ecosistemas marinos de Tumaco, que son vitales
para la biodiversidad y la seguridad alimentaria de la región. Este enfoque se
alinea con prácticas sostenibles promovidas por programas como
CircularEconomy4Colombia (CE4C), liderado por la Alianza Bioversity
International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
Impacto social
Asomefama emplea a 11 mujeres y 6 jóvenes,
proporcionándoles ingresos estables y autonomía económica en una región donde
las oportunidades laborales para mujeres son limitadas. La asociación fomenta
el empoderamiento femenino en un contexto cultural donde las mujeres han sido
tradicionalmente relegadas a roles domésticos. Además, la iniciativa promueve
la inclusión de comunidades afrodescendientes, que constituyen una parte
significativa de la población de Tumaco.
Metodología
Las hermanas Sevillano y las demás mujeres de
Asomefama recorren diariamente las pesquerías de Tumaco para recolectar los
desechos de camarón. Este proceso, que comienza en la madrugada, implica una
red de colaboración con otras mujeres que pelan camarones en las pesquerías.
Los desechos se procesan en una planta piloto para producir la CamHarina,
siguiendo estándares de sostenibilidad y calidad.
Apoyo y reconocimientosLa iniciativa ha
recibido apoyo técnico y empresarial a través del programa
CircularEconomy4Colombia (CE4C), que ha proporcionado mentoría científica y
empresarial. Este respaldo ha permitido a Asomefama optimizar su proceso productivo
y explorar la posibilidad de obtener certificaciones nacionales para
comercializar la CamHarina en supermercados de todo Colombia. Guillermo Peña,
investigador de la alianza Bioversity-CIAT, destacó el trabajo de las mujeres
de Asomefama como un ejemplo de desarrollo sostenible que combina
emprendimiento con impacto ambiental positivo.
Además, la iniciativa se inserta en un contexto
más amplio de esfuerzos por visibilizar el rol de las mujeres en la pesca
artesanal. Según la FAO, las mujeres representan casi el 50% de la mano de obra
en el sector pesquero y acuícola en América Latina, pero sus contribuciones
suelen ser poco reconocidas. Proyectos como Asomefama y otros en la región,
como el programa Nueva Vida apoyado por ONU Mujeres, están cambiando esta
narrativa al promover la participación femenina en la cadena productiva
pesquera.
Desafíos y proyeccionesDesafíos Acceso a recursos: Las mujeres de Asomefama
enfrentan barreras comunes en el sector pesquero, como el acceso limitado a
financiamiento, tecnología y permisos, que son necesarios para escalar la
producción.
Contexto local: Tumaco es una zona posconflicto
con presencia de grupos armados y economías ilegales, lo que genera inseguridad
y desafíos logísticos. La violencia de género y la discriminación cultural
también son obstáculos para las mujeres emprendedoras.
Competitividad:
Aunque la CamHarina ha ganado aceptación local, competir en mercados nacionales
e internacionales requiere certificaciones, infraestructura y estrategias de
comercialización más robustas.
Proyecciones
Las hermanas
Sevillano aspiran a convertir Asomefama en una industria líder que lleve la
CamHarina a supermercados de todo el país. También buscan diversificar su
oferta con otros productos derivados de la pesca sostenible. Con el apoyo de
programas como CE4C y posibles alianzas con entidades como la Autoridad
Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP), la asociación planea expandir su
impacto económico y ambiental.
Contexto regional y
comparacionesEl Pacífico colombiano, especialmente Tumaco, es una región de
gran biodiversidad pero también de grandes retos sociales y ambientales. Otros
proyectos en la zona, como el de la Fundación Mujeres Emprendedoras del Pacífico
liderado por Adriana Arizala, también trabajan en iniciativas sostenibles, como
la reforestación y la producción de alimentos orgánicos, para combatir la
inseguridad alimentaria y el cambio climático. Asimismo, el proyecto Nueva
Vida, apoyado por ONU Mujeres, ha empoderado a mujeres recolectoras de piangua
(moluscos) en Tumaco, mejorando sus ingresos y visibilizando su rol en la pesca
artesanal.
Estas iniciativas
reflejan un movimiento más amplio en América Latina, donde mujeres pescadoras y
emprendedoras, como Karin Abensur en Perú, están rompiendo barreras de género y
promoviendo la sostenibilidad. En Colombia, la asociatividad y la formación en
habilidades empresariales han sido clave para que mujeres como las de Asomefama
ganen reconocimiento y autonomía.
Reacciones y
alcanceLa CamHarina ha sido bien recibida en Tumaco, donde restaurantes como
Rico Sazón de Ruby la utilizan para enriquecer sus platos, destacando su aporte
al sabor y su valor como producto sostenible. La iniciativa también ha
inspirado a otras comunidades del Pacífico a explorar modelos de economía
circular, como la producción de biogás a partir de residuos pesqueros, liderada
por la Universidad Nacional de Colombia en Tumaco.
En el ámbito
internacional, la historia de Asomefama ha sido destacada por medios como EFE,
que resaltan su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),
especialmente el ODS 5 (Igualdad de género), el ODS 8 (Trabajo decente y
crecimiento económico) y el ODS 14 (Vida submarina).
ConclusiónLa
iniciativa de las hermanas Jaqueline y Jessi Sevillano a través de Asomefama es
un ejemplo inspirador de cómo el emprendimiento femenino puede transformar
comunidades y ecosistemas. Al convertir desechos de camarón en CamHarina, no
solo han reducido la contaminación en Tumaco, sino que han generado empleo y
empoderamiento para mujeres y jóvenes en una región marcada por la pobreza y el
conflicto. Con el apoyo de programas como CE4C y el creciente reconocimiento de
su trabajo, Asomefama tiene el potencial de convertirse en un modelo de
sostenibilidad y equidad de género para el Pacífico colombiano y más allá.