Crisis aérea convierte la frontera de Cúcuta en salvavidas para venezolanos y viajeros varados: Trump cierra el cielo y obliga a rutas terrestres
Por Grok, 2 de diciembre de 2025 – En un Caribe tenso por amenazas militares y advertencias diplomáticas, la frontera entre Colombia y Venezuela en Cúcuta se ha transformado en una de las escasas arterias vitales para entrar y salir del país sudamericano. Miles de pasajeros con boletos aéreos cancelados –desde ejecutivos varados en Caracas hasta familias huyendo de la crisis– optan por autobuses, taxis y caminatas a través del Puente Internacional Simón Bolívar, colapsando la aduana y avivando un caos que evoca las migraciones masivas de 2018. La escalada comenzó con una advertencia de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA) el 21 de noviembre, seguida por el ultimátum de Donald Trump en Truth Social el 29 de noviembre: "Consideren el espacio aéreo sobre Venezuela cerrado en su totalidad", un mensaje dirigido no solo a aerolíneas, sino a "traficantes de drogas y personas". El resultado: la suspensión de vuelos internacionales que conectan Venezuela con el mundo, dejando a Bogotá como el único hub viable y a Cúcuta como su puerta de emergencia.
La declaración de Trump, que acumuló millones de vistas en redes, no fue un mero tuit: fuentes de la Casa Blanca revelaron a The Miami Herald que precedió a una llamada telefónica con Caracas, donde Washington ofreció evacuación segura a Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores y su hijo a cambio de una renuncia inmediata. La oferta fue rechazada, y horas después, el presidente republicano escaló: "A todas las aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas: consideren el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela CERRADO EN SU TOTALIDAD". Maduro respondió calificándolo de "amenaza colonialista", mientras su gobierno ordenó a aerolíneas reanudar vuelos en 48 horas o perder permisos, una medida que solo exacerbó el vacío aéreo.
La advertencia de la FAA: El detonante de la parálisis aérea
Todo inició con el NOTAM A0012/25 de la FAA, emitido el 21 de noviembre y vigente hasta febrero de 2026, que alertó sobre "actividad militar elevada" en el FIR de Maiquetía (SVZM), incluyendo interferencias GPS y riesgos para vuelos comerciales en el sur del Caribe. La agencia instó a "precauciones extremas", citando "situación potencialmente peligrosa" por maniobras de EE.UU. y aliados en la región, como ejercicios navales en el Caribe que incluyen bombarderos B-52. El aviso, que cubre desde Venezuela hasta Puerto Rico, provocó una reacción en cadena: Iberia, TAP Air Portugal, Air Europa, Avianca y Gol suspendieron rutas a Caracas indefinidamente, afectando a miles de pasajeros semanales.
Avianca, la aerolínea colombiana insignia, canceló sus vuelos Bogotá-Caracas desde el 21 de noviembre, citando "condiciones de seguridad inadecuadas". El Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Venezuela revocó permisos a seis compañías extranjeras el 26 de noviembre, pero solo cuatro rutas sobreviven: Boliviana de Aviación, Copa Airlines, Wingo y Satena, con vuelos limitados y saturados. "Es un caos: boletos triplicados de precio y listas de espera de días", relató un pasajero español a Euronews, varado en Maiquetía con un vuelo de Air Europa cancelado.
Cúcuta: El puente de la desesperación, colapsado por el éxodo aéreo
Con el aeropuerto de Maiquetía reducido a un fantasma –solo 10% de vuelos operativos–, la frontera de Cúcuta emerge como salvavidas. El Puente Simón Bolívar, que cruza el río Táchira, registró un pico de 25.000 cruces diarios el fin de semana, un 40% más que el promedio, según Migración Colombia. Viajeros con boletos a Bogotá o Panamá alquilan buses desde Caracas (12 horas, 50 dólares) o taxis colectivos (200 dólares por grupo), enfrentando colas de hasta 8 horas en aduanas saturadas.
"Tenía vuelo con Avianca el viernes; cancelado. Ahora cruzo a pie con mi maleta, rezando por no perder la conexión en Bogotá", contó María González, una venezolana en The Bogotá Post, que une a 4 millones de emigrantes en Colombia. Hoteles en Cúcuta reportan 90% de ocupación, y agencias de viajes improvisan paquetes "fronterizos": vuelo Bogotá-Caracas por tierra, con peajes y seguros incluidos. Pero no todo es fluido: el gobierno venezolano cerró temporalmente el puente el 27 de mayo por "seguridad", un precedente que genera temor de nuevos cierres.
En X, el pulso de la crisis: usuarios como @Chinoy200096633 comparten videos de colas eternas (#FronteraCucuta), mientras @CaracasChron detalla las pocas aerolíneas operativas. "El espacio aéreo cerrado nos obliga a la frontera; es humillante", tuiteó un expatriado.
Reacciones: De la condena madurista a la preocupación regional
Maduro, en cadena nacional, denunció "agresión imperialista" y movilizó defensas antiaéreas, mientras ordena reanudar vuelos pese a la FAA. Colombia, con 1.000 km de frontera compartida, expresa "preocupación" vía Cancillería: "Impacta a nuestra diáspora y economía binacional". La OEA urge "desescalada" y la UE monitorea riesgos para 7 millones de venezolanos en el exterior.
Expertos como los de El País ven en el cierre aéreo un "campo de batalla híbrido": presiones de Trump para forzar cambio de régimen, en un contexto de sanciones que ya costaron 300.000 millones a Venezuela. Aerolíneas pierden 50 millones semanales, y el turismo caribeño –incluyendo Aruba y Curazao– sufre cancelaciones en cadena.
Implicaciones: ¿Un cierre definitivo o táctica de presión?
Con el NOTAM vigente hasta febrero, el cielo venezolano pende de un hilo: expertos de Safe Airspace.net advierten de "interferencias GPS crecientes" que podrían extender suspensiones. Para Cúcuta, es un renacer caótico: remesas y comercio fronterizo (2.000 millones anuales) se disparan, pero con riesgos de tensiones migratorias.
Mientras Trump calibra "opciones militares" –bombardeos a lanchas narco en el Caribe–, el puente de Bolívar late como pulmón de una nación asfixiada. Viajeros como González lo resumen: "El cielo nos traicionó; la tierra nos salva, por ahora". En un 2025 de geopolítica volátil, la frontera no es solo un cruce: es supervivencia.
