Declaraciones de Venezuela negando la existencia de campamentos de grupos armados colombianos en su territorio



Las declaraciones del ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, el sábado 23 de agosto de 2025, negando la existencia de campamentos de grupos armados colombianos en territorio venezolano, responden a acusaciones recientes de la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, liderada por Terry Cole, quien señaló a Venezuela como un "estado narcoterrorista" que colabora con las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en operaciones de narcotráfico. Este intercambio refleja tensiones geopolíticas de larga data entre Venezuela, Colombia, y Estados Unidos, en un contexto de acusaciones mutuas, sanciones, y operaciones militares en la región del Caribe y la frontera colombo-venezolana. A continuación, se presenta un análisis detallado, integrando información de fuentes disponibles, contexto histórico, y una evaluación crítica de las narrativas en conflicto.

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Detalles de las declaraciones de Vladimir Padrino Contexto del pronunciamiento:

El sábado 23 de agosto de 2025, durante una jornada de alistamiento de las "fuerzas milicianas" transmitida por Venezolana de Televisión (VTV), Padrino negó categóricamente la existencia de campamentos de grupos armados colombianos en Venezuela.

Sus declaraciones fueron una respuesta directa a las acusaciones de Terry Cole, director de la DEA, quien afirmó en una entrevista con Fox News el 21 de agosto que Venezuela colabora con las FARC y el ELN para enviar "cantidades récord de cocaína" a través de México hacia Estados Unidos.

Padrino describió la frontera colombo-venezolana como "porosa", lo que facilita el paso de grupos armados, pero insistió en que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) actúa como un "muro de contención" para evitar que estos grupos se establezcan en territorio venezolano.

Afirmó que la FANB mantiene nueve operaciones militares activas desde enero de 2025, con 164 despliegues de efectivos, enfocados en combatir el narcotráfico, el terrorismo, y proteger instalaciones estratégicas.

Argumentos de Padrino:

Negó la existencia de campamentos de grupos armados colombianos, como las disidencias de las FARC o el ELN, en Venezuela.

Sostuvo que estos grupos, aunque históricamente ideológicos, ahora "carecen de ideología" y están dedicados exclusivamente al narcotráfico.

Enfatizó que cualquier presencia de estos grupos en la frontera es transitoria, debido a su porosidad, y que la FANB trabaja activamente para neutralizarlos.

Contexto adicional:

Las declaraciones de Padrino se producen en un momento de alta tensión con Estados Unidos, tras el aumento de la recompensa por la captura del presidente Nicolás Maduro a 50 millones de dólares, anunciada el 18 de agosto de 2025, y la advertencia de la Casa Blanca, a través de la portavoz Karoline Leavitt, sobre el posible despliegue de buques y soldados en el Caribe para frenar el flujo de drogas.

El lunes 18 de agosto, Maduro ordenó el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país, en respuesta a las sanciones y la retórica estadounidense, lo que sugiere una postura defensiva frente a posibles acciones militares extranjeras.

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Acusaciones de la DEA y Estados UnidosDeclaraciones de Terry Cole:

En una entrevista con Fox News el 21 de agosto de 2025, el director de la DEA, Terry Cole, calificó a Venezuela como un "estado narcoterrorista" y acusó al gobierno de Maduro de colaborar con las disidencias de las FARC y el ELN para facilitar el envío de cocaína a los carteles mexicanos, que luego trafican las drogas a Estados Unidos.

Cole afirmó que Venezuela sirve como un corredor clave para el narcotráfico, con cantidades récord de cocaína, fentanilo, y metanfetaminas llegando a Estados Unidos.

Estas acusaciones se alinean con la narrativa de Estados Unidos, que desde 2006 ha señalado a Venezuela como un país que no coopera plenamente en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, justificando sanciones y embargos, como el de armas impuesto en 2006.

Contexto de las sanciones:

En 2020, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Maduro y a altos funcionarios venezolanos, incluyendo a Padrino, de liderar el Cártel de los Soles, una presunta red de narcotráfico operada desde las estructuras del Estado venezolano. La recompensa inicial por Maduro era de 15 millones de dólares, aumentada a 50 millones en agosto de 2025.

En 2008, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a dos altos funcionarios venezolanos y a un exfuncionario por presuntamente proporcionar apoyo material al narcotráfico de las FARC.

La Casa Blanca, a través de Karoline Leavitt, anunció el 19 de agosto de 2025 que está preparada para usar "todo su poder" para frenar el flujo de drogas, incluyendo posibles operaciones militares en el Caribe, lo que ha sido interpretado como una amenaza directa a Venezuela.

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Contexto histórico y relación con grupos armados colombianosPresencia de FARC y ELN en Venezuela:

Desde los años 1990, el ELN comenzó a establecer posiciones en los estados fronterizos occidentales de Venezuela, como Zulia, Táchira, y Apure, aprovechando la porosidad de la frontera y la falta de control estatal.

Durante el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013), se reportaron vínculos entre funcionarios venezolanos y las FARC y el ELN. Documentos incautados en 2007 durante una operación contra el líder de las FARC Raúl Reyes en Colombia sugirieron que Chávez ofreció hasta 300 millones de dólares a las FARC, aunque analistas independientes, como Greg Palast, argumentaron que esta cifra podría referirse a un intercambio de prisioneros y no a financiamiento directo.

En 2002, periodistas venezolanos presentaron un video que mostraba a oficiales venezolanos negociando con las FARC para la liberación de un ciudadano secuestrado, lo que evidenció cierta colaboración táctica.

Desde 2018, InSight Crime reportó que el ELN opera en al menos 12 de los 23 estados de Venezuela, consolidándose como una guerrilla binacional que controla actividades ilícitas como el narcotráfico y la minería ilegal.

La Fundación Redes (Fundaredes) documentó en 2018 más de 250 casos de venezolanos víctimas de reclutamiento forzado por grupos armados colombianos, lo que sugiere una presencia significativa de estos grupos en territorio venezolano.

Conflicto en la frontera colombo-venezolana:

La frontera entre Colombia y Venezuela, que abarca 2.219 kilómetros, es un área de alta conflictividad debido a la presencia de grupos armados como el ELN, las disidencias de las FARC (incluido el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia), y el Clan del Golfo, que compiten por el control de rutas de narcotráfico y minería ilegal.

En 2022, Human Rights Watch documentó un aumento dramático de la violencia en los estados de Arauca (Colombia) y Apure (Venezuela), con abusos cometidos por el ELN y disidencias de las FARC, incluyendo asesinatos, desapariciones, reclutamiento de menores, y desplazamiento forzado. La organización señaló que miembros de la FANB y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) han participado en operaciones conjuntas con el ELN y han sido cómplices en sus abusos.

En marzo de 2021, Venezuela lanzó la Operación Escudo Bolivariano en Apure, atacando a disidencias de las FARC (como el Frente 10), lo que desplazó a más de 5.000 venezolanos hacia Colombia. Este hecho contradice la narrativa de Padrino de que no hay campamentos, ya que el gobierno venezolano reconoció la presencia de "grupos irregulares" en su territorio.

En 2025, la Operación Relámpago de Catatumbo, anunciada por Padrino, desmanteló 17 campamentos de grupos irregulares en la frontera con Colombia, lo que sugiere que, a pesar de las negaciones oficiales, Venezuela reconoce la presencia de estos grupos en ciertas áreas.

Relaciones con el gobierno de Maduro:

Desde 2013, bajo el gobierno de Nicolás Maduro, se han reportado vínculos entre funcionarios venezolanos y grupos armados colombianos. En 2019, Maduro recibió públicamente a líderes de las FARC, lo que generó críticas internacionales.

En 2017, una investigación de CNN y CNN en Español ("Pasaportes en la sombra") reveló que la embajada venezolana en Irak vendía pasaportes a personas de Oriente Medio, algunos presuntamente ligados a Hezbollah, una organización considerada terrorista por Estados Unidos. Aunque no está directamente relacionada con las FARC o el ELN, esta investigación refuerza la percepción de que el gobierno venezolano participa en redes criminales transnacionales.

En 2018, el entonces secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, afirmó que no había evidencia de que Venezuela apoyara directamente a grupos terroristas como las FARC, lo que contradice parcialmente las acusaciones estadounidenses.

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Análisis crítico

Contradicciones en la narrativa venezolana:

La negación de Padrino sobre la existencia de campamentos de grupos armados colombianos en Venezuela entra en conflicto con evidencia previa. Por ejemplo, la Operación Relámpago de Catatumbo de 2025, liderada por la FANB, desmanteló 17 campamentos en la frontera, lo que implica que estos grupos tienen alguna presencia en territorio venezolano.

La afirmación de que la FANB actúa como un "muro de contención" ignora reportes de Human Rights Watch y Fundaredes, que documentan complicidad de la Guardia Nacional y otros cuerpos de seguridad venezolanos con el ELN en actividades como narcotráfico y minería ilegal.

La narrativa de Padrino podría ser una estrategia para desviar la atención de las acusaciones de la DEA y proyectar una imagen de soberanía y control territorial, especialmente en un momento de presión internacional tras el aumento de la recompensa por Maduro.

Credibilidad de las acusaciones de la DEA:

Las acusaciones de Terry Cole carecen de evidencia pública específica, como imágenes satelitales o documentos que detallen los supuestos campamentos. Esto refleja un patrón en las acusaciones estadounidenses, que a menudo se basan en inteligencia clasificada o en documentos controvertidos, como los obtenidos en el caso de Raúl Reyes en 2007, cuya interpretación ha sido cuestionada por analistas independientes.

La designación de Venezuela como un "estado narcoterrorista" por parte de Cole se alinea con la política de Estados Unidos de mantener presión sobre el gobierno de Maduro, pero podría estar motivada por objetivos geopolíticos más amplios, como justificar sanciones o posibles intervenciones militares en el Caribe.

La mención de fentanilo y metanfetaminas en las acusaciones de Cole es notable, ya que Colombia y Venezuela son históricamente productores de cocaína, no de estas sustancias. Esto podría indicar un intento de vincular a Venezuela con la crisis de opioides en Estados Unidos, ampliando la narrativa de amenaza.

Contexto geopolítico:

Las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos se han intensificado desde la ruptura de relaciones diplomáticas en 2019. Las sanciones económicas, el embargo de armas, y las recompensas por la captura de Maduro y otros funcionarios han creado un ambiente de confrontación que contextualiza las acusaciones de la DEA y las negaciones de Padrino.

La amenaza de Estados Unidos de desplegar buques y soldados en el Caribe, cerca de Venezuela, sugiere una escalada retórica que podría tener implicaciones militares, especialmente en un contexto de elecciones presidenciales en Colombia (2026) y la crisis de seguridad en la región.

La relación entre Colombia y Venezuela ha mejorado desde la llegada de Gustavo Petro al poder en 2022, con reuniones bilaterales como la de los ministros de Defensa Vladimir Padrino e Iván Velásquez en enero de 2025 para discutir la seguridad en la región de Catatumbo. Sin embargo, las acusaciones de complicidad de Venezuela con grupos armados colombianos podrían complicar esta cooperación.

Rol de la frontera:

La porosidad de la frontera colombo-venezolana, reconocida por Padrino, facilita la movilidad de grupos armados, pero también dificulta la verificación de las acusaciones de ambas partes. La falta de control estatal en regiones como Apure y Arauca ha permitido que el ELN y las disidencias de las FARC operen en ambos lados de la frontera, a menudo con la complicidad de autoridades locales corruptas.

La presencia de estos grupos en Venezuela no necesariamente implica un apoyo oficial del gobierno de Maduro, pero la tolerancia o incapacidad para enfrentarlos sugiere una relación compleja que combina intereses económicos (narcotráfico, minería) y políticos (estabilidad interna).

Implicaciones regionales:

Las acusaciones de la DEA y la respuesta de Padrino podrían tensar las relaciones entre Colombia y Venezuela, especialmente si el gobierno de Petro, que busca la "paz total" con el ELN y las disidencias de las FARC, percibe estas declaraciones como un obstáculo para las negociaciones.

 

 


 

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