El Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, conmemorado el 30 de agosto

 



El Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, conmemorado el 30 de agosto, es una fecha que en Colombia resuena con profundo dolor y una exigencia constante de justicia y verdad. En 2025, esta jornada destacó en Cúcuta, Norte de Santander, una región marcada por la violencia del conflicto armado y la complejidad de la frontera con Venezuela. La historia de Carmen Cecilia Torres, quien busca a su hijo Sergio Abril Torres, Hawkins desde 2009, y de Rosa Reyes, cuyo hijo Jhaylander Raúl Arévalo Reyes desapareció en 2022, refleja el drama de miles de familias afectadas por este flagelo. A continuación, se amplía la información sobre este tema, integrando los casos específicos mencionados, el contexto regional, los esfuerzos de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), y las dinámicas del conflicto armado en la frontera colombo-venezolana.Contexto del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas en CúcutaEl 30 de agosto de 2025, Cúcuta fue escenario de una marcha convocada por la UBPD, en la que familiares de personas desaparecidas, como Carmen Cecilia Torres y Rosa Reyes, alzaron sus voces para visibilizar la ausencia de sus seres queridos y exigir respuestas. Las calles de la ciudad se convirtieron en una “galería de la ausencia”, con un centenar de fotografías de personas desaparecidas, en su mayoría jóvenes, sostenidas por familiares y organizaciones sociales. Este acto simbólico buscó mantener viva la memoria de las víctimas y rechazar la práctica de la desaparición forzada, una herida abierta en Colombia, donde se estima que hay entre 98,000 y 200,000 personas desaparecidas debido al conflicto armado, según el Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada.

Norte de Santander, y particularmente Cúcuta, es una de las regiones más afectadas por las desapariciones forzadas en Colombia. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1958 y 2016 se registraron 5,542 casos en el departamento, incluyendo 3,066 desapariciones forzadas, 2,138 secuestros y 338 reclutamientos de menores. La frontera con Venezuela agrava esta problemática debido a la presencia de grupos armados como el ELN, disidencias de las FARC, y organizaciones criminales transnacionales, así como las dinámicas de migración y tráfico ilícito en las trochas (caminos informales). La desaparición transfronteriza, como en los casos de Sergio y Jhaylander, plantea desafíos adicionales, ya que involucra actores fuera del territorio nacional, dificultando la búsqueda y coordinación entre países.

Casos Emblemáticos: Carmen Cecilia Torres y Rosa ReyesCarmen Cecilia Torres: A sus 68 años, Carmen lleva 16 años buscando a su hijo Sergio Abril Torres, desaparecido en 2009 en las trochas fronterizas entre Cúcuta y el estado venezolano de Táchira. Su rutina diaria refleja el peso emocional de la incertidumbre: prepara comida para dos, como si Sergio pudiera regresar en cualquier momento. Su testimonio, compartido con EFE, subraya el dolor persistente y la esperanza inquebrantable de las familias buscadoras.

Rosa Reyes: Rosa busca a su hijo Jhaylander Raúl Arévalo Reyes, desaparecido en 2022 tras cruzar la frontera para comprar materiales de construcción. Su frase, “es como si la tierra se lo hubiera tragado”, refleja la angustia de no tener pistas sobre su paradero. Este caso reciente evidencia que las desapariciones no son solo un legado del pasado, sino una práctica que persiste, incluso tras el Acuerdo de Paz de 2016.

Ambas mujeres participaron en la marcha de Cúcuta, portando fotografías de sus hijos, un gesto que simboliza tanto el duelo como la resistencia frente al olvido. Sus historias son representativas de las 5,793 personas desaparecidas en Norte de Santander, según la UBPD, muchas de ellas víctimas de paramilitares, guerrillas y otros actores armados.

El Rol de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD)La UBPD, creada tras el Acuerdo de Paz de 2016, es una entidad estatal de carácter humanitario y extrajudicial que busca a personas desaparecidas antes del 1 de diciembre de 2016. En Norte de Santander, la UBPD, bajo la coordinación de Sonia Rodríguez Torrente, enfrenta un entorno complejo donde operan todos los grupos armados del conflicto colombiano. La entidad ha registrado 132,877 personas desaparecidas a nivel nacional, de las cuales 111,640 están relacionadas con el conflicto armado hasta 2016.

 

Entre sus logros, la UBPD ha:Recibido 28,815 solicitudes de búsqueda desde 2018.

Identificado 7,689 lugares de interés (fosas comunes, cementerios, etc.).

Realizado muestras biológicas a 5,848 familiares.

Recuperado 929 cuerpos, entregando dignamente 196 e identificando a 16 personas vivas.

En Cúcuta, la UBPD ha trabajado en casos como el de Éder Luis Cantero, cuyos restos fueron exhumados en 2022 del Cementerio Central de Cúcuta y entregados a su familia en Tierralta, Córdoba, tras 13 años de búsqueda. Además, la UBPD organizó la marcha del 30 de agosto en Cúcuta, junto a actividades como conversatorios, exposiciones fotográficas y jornadas pedagógicas, para visibilizar la problemática y apoyar a las familias buscadoras.

El Contexto del Conflicto Armado y la FronteraNorte de Santander es un epicentro del conflicto armado colombiano debido a su ubicación estratégica en la frontera con Venezuela. La región ha sido escenario de violencia por parte de paramilitares (como el Frente Fronteras del Bloque Catatumbo de las AUC, liderado por Jorge Iván Laverde, alias “El Iguano”), guerrillas como el ELN y las disidencias de las FARC, y grupos criminales dedicados al narcotráfico y la trata de personas. Se estima que solo en los hornos crematorios operados por paramilitares en la región fueron incineradas unas 500 personas.

La frontera colombo-venezolana, especialmente las trochas entre Cúcuta y Táchira, es un área de alta vulnerabilidad. Las desapariciones transfronterizas, como las de Sergio y Jhaylander, son agravadas por la falta de coordinación entre las autoridades de ambos países y la presencia de actores armados que controlan estas rutas informales. La Defensoría del Pueblo reportó 37 víctimas de desaparición forzada en Norte de Santander entre enero de 2022 y julio de 2023, destacando las dificultades para la búsqueda en zonas fronterizas.

Marco Legal y Desafíos InstitucionalesLa desaparición forzada en Colombia está tipificada como delito desde 2000, pero muchos casos históricos, como el de Omaira Montoya Henao (1977), permanecen en la impunidad por la falta de legislación previa. La Ley 2364 de 2023, conocida como la “Ley de las Buscadoras”, reconoce los derechos de las mujeres que lideran la búsqueda de desaparecidos, quienes enfrentan amenazas y violencia. Sin embargo, el Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada señaló en 2024 deficiencias sistémicas en Colombia, como la fragmentación del marco jurídico, la ineficacia institucional y la ausencia de un registro centralizado de desaparecidos, con estimaciones que varían entre 98,000 y 200,000 casos.

La UBPD y otras entidades, como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Comisión de la Verdad, trabajan para esclarecer casos, pero la coordinación entre las 60 autoridades nacionales y territoriales involucradas es un obstáculo. Además, el miedo a represalias y la falta de confianza en las instituciones desalientan las denuncias, especialmente en comunidades marginadas como migrantes, indígenas y afrocolombianos.

Actividades Conmemorativas y Lucha de las FamiliasEl 30 de agosto de 2025, además de la marcha en Cúcuta, se realizaron actividades en 20 departamentos de Colombia, incluyendo:Conciertos, conversatorios y exposiciones fotográficas, como la muestra “La desaparición nos separa, el camino de la búsqueda nos une” en Bogotá.

 

Actos simbólicos, como la siembra de jardines de la memoria y murales en Ocaña, Norte de Santander.

 

Jornadas pedagógicas en colegios y bibliotecas de Cúcuta para concienciar sobre la desaparición forzada.

 

Las mujeres, como Carmen y Rosa, son protagonistas en estas iniciativas. Organizaciones como la Asociación Caminos de Esperanza – Madres de la Candelaria han documentado más

 


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