Colombia impulsa una cooperación "horizontal" e inclusiva entre América Latina y la UE en foro birregional de Santa Marta

 

Colombia impulsa una cooperación "horizontal" e inclusiva entre América Latina y la UE en foro birregional de Santa Marta

Santa Marta, Colombia, 9 de noviembre de 2025 – En un llamado a transformar las relaciones históricamente asimétricas entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea (UE), la canciller colombiana Rosa Villavicencio exigió este viernes una cooperación "verdaderamente horizontal" que involucre a todos los sectores sociales, no solo a las élites. Sus declaraciones, pronunciadas durante la inauguración del Foro de la Sociedad Civil ALC-UE en esta ciudad caribeña, marcan el tono de una agenda birregional que busca dejar atrás patrones coloniales y priorizar el aprendizaje mutuo en un mundo multipolar.

El evento, co-liderado por Villavicencio y la comisaria europea de Preparación y Gestión de Crisis e Igualdad, Hadja Lahbib, reunió a más de 230 organizaciones de la sociedad civil de ambas regiones durante dos días intensos (7 y 8 de noviembre). Como antesala de la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la UE, programada para hoy y mañana en el mismo escenario, el foro no se limitó a ser un "evento paralelo", sino el "alma" de la cumbre, según palabras de la ministra colombiana. "Aquí es donde las políticas encuentran su propósito: el bienestar de las personas, la defensa de la vida y la búsqueda de un futuro común", enfatizó Villavicencio, subrayando la necesidad de una diplomacia inclusiva que incorpore voces de jóvenes, mujeres, indígenas y comunidades marginadas.

Un diálogo desde la base: Desafíos globales en la agenda

El foro, que se extendió en sesiones temáticas desde la mañana del viernes, abordó retos compartidos como la igualdad de género y los sistemas de cuidados, la financiación para el desarrollo sostenible, la justicia climática y la gobernanza indígena. Participantes de organizaciones como el Foro Global de la Juventud y redes indígenas latinoamericanas destacaron la urgencia de integrar perspectivas locales en las políticas birregionales, proponiendo mecanismos de rendición de cuentas para evitar que la cooperación se convierta en "asistencia vertical" que perpetúe desigualdades.

Hadja Lahbib, por su parte, reforzó el compromiso europeo con los derechos humanos, la democracia y la igualdad, recordando iniciativas como el Global Gateway –el plan de la UE para invertir en infraestructuras sostenibles en América Latina–. "Europa y América Latina deben aprender una de la otra, no imponer modelos", coincidió la comisaria, aludiendo a la Hoja de Ruta CELAC-UE 2025-2027, que se espera firmar en la cumbre y que priorizará la "triple transición" energética, digital y ambiental.

El clímax del foro fue la presentación de la Declaración Conjunta de la Sociedad Civil, un documento con recomendaciones estratégicas que será entregado directamente a los líderes en la cumbre. Entre sus propuestas clave: cláusulas vinculantes en acuerdos comerciales para proteger derechos laborales y ambientales, mayor inversión en energías renovables justas y la creación de fondos birregionales para la resiliencia climática en comunidades vulnerables. "Esta declaración no es solo un papel; es el pulso de la gente que exige ser escuchada", resumió una representante de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España, presente en el evento.

Contexto birregional: De la asimetría a la equidad

Las palabras de Villavicencio resuenan en un historial de relaciones marcadas por desequilibrios. Durante décadas, la cooperación ALC-UE se ha enmarcado en marcos como el Acuerdo Estratégico de 2012, pero críticos señalan que ha favorecido intereses europeos en comercio y recursos naturales, dejando atrás la inclusión social. Colombia, como anfitriona bajo el gobierno de Gustavo Petro, ve en esta cumbre una oportunidad para reposicionar al país como "epicentro del diálogo birregional", alineándose con su agenda de paz total y transición ecológica.

El foro también sirvió de plataforma para celebrar avances recientes, como el acuerdo UE-Mercosur firmado en diciembre de 2024 tras 25 años de negociaciones, visto como un ejemplo de "resistencia al unilateralismo" en un contexto global tenso, con la reelección de Donald Trump en EE.UU. como telón de fondo. En redes sociales, el evento generó un eco inmediato: publicaciones en X (antes Twitter) destacaron la Declaración como un "llamado a la acción" para una cooperación "justa y sostenible", con videos en vivo del Ministerio de Relaciones Exteriores mostrando debates vibrantes entre delegados.

La cumbre de alto nivel: Expectativas y desafíos

Hoy domingo, la IV Cumbre CELAC-UE arranca con una asistencia limitada –solo nueve jefes de Estado y de Gobierno confirmados, entre ellos el presidente colombiano Gustavo Petro, el español Pedro Sánchez y representantes de Brasil y Chile–, lo que ha generado críticas por ausencias notables de líderes europeos y latinoamericanos. Tensiones geopolíticas, como las diferencias con Washington por políticas migratorias y comerciales, planean sobre el encuentro, pero los organizadores insisten en su rol como "punto de encuentro entre pueblos, no solo gobiernos".

Paralelamente, el Foro Empresarial ALC-UE, que sesiona hoy, complementa la agenda con énfasis en inversión verde, seguridad alimentaria y digitalización, reuniendo a líderes de cámaras de comercio y bancos de desarrollo. La Fundación EU-LAC, promotora del proceso, celebra esta cumbre como un paso hacia la "armonización de prioridades" birregionales.

En un mundo marcado por crisis climáticas y desigualdades crecientes, el mensaje de Santa Marta es claro: la cooperación no puede ser un lujo de élites, sino un pacto horizontal que potencie la resiliencia colectiva. Si la Declaración de la Sociedad Civil logra influir en la Hoja de Ruta 2025-2027, podría sentar precedentes para una asociación renovada, inclusiva y equitativa. Colombia, desde su rol de anfitriona, emerge no solo como puente diplomático, sino como voz profética de un Sur global que exige ser oído en igualdad de condiciones.

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