“Petro preso”: La imagen que enciende la mecha de una crisis diplomática entre Colombia y la era Trump
Bogotá, 10 de noviembre de 2025 – Una fotografía accidentalmente revelada, tomada en el mismísimo Despacho Oval de la Casa Blanca, ha desatado una tormenta diplomática entre Colombia y Estados Unidos. En la imagen, capturada el 21 de octubre durante una reunión de alto nivel, se observa a un alto funcionario estadounidense sosteniendo una carpeta azul con un fotomontaje burlesco: los presidentes Gustavo Petro y Nicolás Maduro, vestidos con el icónico overol naranja de los presos federales de EE.UU., como si fueran reclusos en una cárcel yanqui. El documento adjunto, titulado “La doctrina Trump”, detalla un supuesto plan de cinco pasos para desestabilizar al gobierno colombiano y, eventualmente, llevar a Petro ante la justicia estadounidense.
La instantánea, publicada por la revista colombiana Cambio en su edición de esta semana, muestra a James Blair, subjefe de gabinete de la Casa Blanca y exdirector político de la campaña presidencial de Donald Trump, con la carpeta en primer plano. Debajo del fotomontaje –posiblemente generado con inteligencia artificial, según analistas– aparece el membrete del senador republicano Bernie Moreno, de origen colombiano, un férreo aliado de Trump y declarado opositor de Petro. Moreno, quien ha impulsado sanciones contra Colombia por su rechazo a deportaciones masivas de migrantes, parece haber inspirado el contenido del dossier.
El contenido del “plan maestro”: Cinco pasos hacia la captura
El documento expuesto no es un mero chiste gráfico, sino un esquema detallado que Cambio describe como una hoja de ruta para “capturar” a Petro. Bajo el título “La doctrina Trump”, se enumeran cinco etapas progresivas, algunas ya en marcha según fuentes cercanas al gobierno colombiano. Los pasos revelados incluyen:
- Designar a otros carteles como organizaciones terroristas: Ampliar la lista de grupos sancionados más allá del Clan del Golfo, facilitando operaciones militares y financieras contra redes aliadas al chavismo y, por extensión, a sectores progresistas en Colombia.
- Iniciar una investigación exhaustiva sobre las campañas de Petro y su financiamiento extranjero: Profundizar en presuntos lazos con Venezuela y financiadores internacionales, reviviendo acusaciones de narcotráfico que han perseguido al mandatario desde su paso por el M-19.
Los pasos subsiguientes, según el informe de Cambio, involucran la imposición de sanciones personales contra Petro y su círculo cercano, la presión sobre aliados regionales para aislar a Bogotá, y un clímax: la extradición o detención directa del presidente colombiano por “crímenes contra la seguridad hemisférica”. Aunque el gobierno de Trump no ha confirmado la autenticidad del plan, su filtración ha sido interpretada en Bogotá como una provocación deliberada, especialmente dada la proximidad de las elecciones presidenciales colombianas de 2026.
Reacciones en cadena: De la indignación a la escalada
El escándalo estalló el domingo, cuando Cambio destapó la foto en su portada, generando un revuelo inmediato en redes sociales y medios. En X (antes Twitter), el hashtag #PetroPreso se volvió tendencia en Colombia, con miles de publicaciones que van desde memes burlones hasta llamados abiertos a la extradición. Usuarios opositores al gobierno petrista celebraron la imagen como “el sueño hecho realidad”, mientras que simpatizantes la tildaron de “ataque imperialista”.
El presidente Petro no tardó en responder. En un video publicado en su cuenta de X, denunció el incidente como un “irrespeto total al pueblo soberano de Colombia” y acusó a “mafias de extrema derecha” de conspirar con Washington para derrocar su administración progresista. “No despierten al jaguar. Están entrando en la patria de Bolívar, donde ejércitos de campesinos con lanzas derrotaron a imperios”, advirtió, evocando su retórica antiimperialista. Petro confirmó que ha ordenado llamar a consultas al embajador colombiano en EE.UU., Daniel García-Peña, y evalúa la expulsión del delegado de negocios estadounidense en Bogotá, John McNamara, por “involucramiento en complots”.
Desde la Casa Blanca, la respuesta fue tibia pero punzante. El subsecretario de Estado, Christopher Landau, desestimó la foto como “no siempre confiable” y contraatacó: “Petro se autodenomina un nuevo Bolívar, pero no lo es. Su retórica lo lleva a la miseria, no a la prosperidad”. El senador Moreno, por su parte, defendió el documento como una “propuesta legítima” contra líderes que “protegen a narcotraficantes”.
La canciller colombiana, Laura Sarabia, optó por la diplomacia: “Enviaremos una nota verbal para aclarar posiciones, pero priorizamos el diálogo directo”. Sin embargo, el vicecanciller Mauricio Jaramillo admitió que la gravedad del caso podría forzar una revisión de la agenda bilateral.
Contexto de un romance tóxico: Tensiones acumuladas
Este episodio no surge de la nada. Las relaciones entre el gobierno progresista de Petro y la administración Trump han sido un polvorín desde enero de 2025. Todo comenzó con la negativa de Bogotá a aceptar vuelos de deportación masiva de migrantes colombianos, lo que llevó a Trump a amenazar con aranceles y cortar ayuda militar. En marzo, ataques aéreos estadounidenses contra “narcolanchas” en el Caribe –sin coordinación previa con Colombia– escalaron las fricciones, seguidos por la inclusión de Petro en la “lista Clinton” de presuntos narcotraficantes, un movimiento que el Mandatario tachó de “persecución política”.
Analistas como Juan Carlos Flórez, exdirector del Consejo de Seguridad Hemisférica, advierten que la foto no es un error: “Nunca sale información de la Sala Oval que no se quiera mostrar”. Para Flórez, el montaje busca deslegitimar a Petro ante sus bases y galvanizar a la oposición colombiana de cara a 2026.
En el Congreso colombiano, la polarización es palpable. Opositores como el uribismo exigen “mano dura” contra Washington, mientras que el Pacto Histórico lo ve como prueba de un “golpe blando”. Encuestas rápidas en redes muestran un 96% de apoyo ficticio a la extradición de Petro –un bulo viral que ilustra el veneno del debate público.
¿Hacia una ruptura irreversible?
Con el llamado a consultas ya en marcha y la posible expulsión de McNamara, Colombia y EE.UU. caminan por una cuerda floja. Economistas temen impactos en el comercio bilateral –EE.UU. es el principal socio de Bogotá, con exportaciones por US$15.000 millones anuales– y en la lucha antidrogas, donde la cooperación es vital. Petro, en un acto simbólico este lunes durante un homenaje a víctimas de la Unión Patriótica, reiteró: “No nos rendiremos ante amenazas. Colombia libre, soberana y democrática”.
Mientras tanto, en Washington, la “doctrina Trump” –sea real o meme– se convierte en el nuevo capítulo de una saga de desencuentros. ¿Diálogo o confrontación? La respuesta podría redefinir el eje andino en una región ya fracturada por Venezuela y migración. Por ahora, la foto de “Petro preso” no solo es un fotomontaje: es el rostro de una diplomacia al rojo vivo.
