Colombia pide perdón histórico por el genocidio de la Unión Patriótica: Petro lidera emotivo acto de reparación en Santa Marta

 

Colombia pide perdón histórico por el genocidio de la Unión Patriótica: Petro lidera emotivo acto de reparación en Santa Marta

Santa Marta, Colombia, 10 de noviembre de 2025 – En un hito para la reconciliación nacional, el Estado colombiano reconoció este domingo su responsabilidad en el exterminio sistemático de miles de militantes de la Unión Patriótica (UP), el partido de izquierda nacido de los anhelos de paz en los años 80. El presidente Gustavo Petro, encabezando la ceremonia en la Plaza de Bolívar de esta ciudad caribeña, pidió perdón en nombre de la Nación ante más de 1.500 víctimas y sobrevivientes, muchos de los cuales llegaron con rosas amarillas en las manos y carteles que clamaban por la "no repetición" de tales horrores.

El acto, que se enmarcó en la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), transcurrió bajo un sol abrasador pero cargado de simbolismo. La ceremonia inició con el himno de la UP, "Te daré una rosa, esa rosa se llama UP", entonado por los asistentes mientras elevaban sus flores en un gesto colectivo de memoria y resistencia. Lágrimas, aplausos y abrazos marcaron el momento, que reunió a excandidatos presidenciales, congresistas sobrevivientes y familiares de los caídos, transformando la plaza en un espacio de catarsis histórica.

Un genocidio político silenciado durante décadas

La Unión Patriótica surgió en 1985 como un faro de esperanza en medio del conflicto armado colombiano. Fundada en el marco de los diálogos de paz entre las extintas Farc-EP y el gobierno de Belisario Betancur, el partido integraba a excombatientes, sindicalistas, campesinos y activistas de izquierda, con el objetivo de canalizar la participación política sin temor a represalias. Sin embargo, su rápido ascenso electoral –que lo llevó a obtener escaños en el Congreso y alcaldías– despertó una alianza letal: paramilitares, sectores de la Fuerza Pública, políticos tradicionales y empresarios se unieron para silenciarlo.

Desde 1986, bajo el gobierno de Virgilio Barco, la persecución se volvió implacable. Asesinatos selectivos, desapariciones forzadas, amenazas y desplazamientos marcaron una década de terror que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) calificó en 2019 como un "genocidio político". Según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), al menos 5.733 personas asociadas a la UP fueron asesinadas o desaparecidas entre 1984 y 2002, cifra que organizaciones como la Corporación Reiniciar elevan por encima de las 6.000. Entre las víctimas figuran figuras emblemáticas como los excandidatos presidenciales Jaime Pardo Leal (1987) y Bernardo Jaramillo Ossa (1990), así como cinco congresistas, once diputados y más de cien concejales.

La CIDH condenó al Estado por su "tolerancia y aquiescencia" en estos crímenes, destacando que las autoridades ignoraron alertas sobre los riesgos inminentes para los militantes. "Los genocidios no son espontáneos, sino acciones sistemáticas, planificadas y alimentadas por el odio y la intolerancia", afirmó la senadora Aída Avella, sobreviviente y figura histórica de la UP, durante su intervención en la ceremonia. Su voz, ronca por los años de lucha, resonó como un recordatorio de cómo la UP "nació de un sueño de paz" solo para ser ahogada en sangre.

El perdón de Petro: "El Estado fue corresponsable"

El clímax del evento llegó con el discurso del presidente Petro, quien, visiblemente conmovido, asumió la corresponsabilidad estatal. "Le pido perdón a la Unión Patriótica porque este Estado fue corresponsable del genocidio político", declaró, vinculando los crímenes a redes paramilitares avaladas en épocas pasadas. "No se puede derramar tanta sangre y tanto dolor porque se mueren las naciones. ¿Dónde está la verdad y dónde están juzgando a los victimarios que mataron a la Unión Patriótica? La mayoría en Antioquia y de los mismos que fundaron las Convivir que tuvieron el aval del señor Álvaro Uribe, esa es la verdad y ¿tenemos que esconderla?", cuestionó, aludiendo a figuras controvertidas del uribismo.

La senadora Jael Quiroga, otra sobreviviente, reforzó el mensaje: "Por el sagrado derecho a existir aunque pensemos diferente. La Corte Interamericana comprobó que debido a su rápido ascenso en la política nacional surgió una alianza entre grupos paramilitares con sectores de la política tradicional, la Fuerza Pública y grupos empresariales para contrarrestar la subida en la arena de la UP". Boris Cabrera, representante de las víctimas, celebró el gesto como un quiebre con el pasado: "Esta paz, este perdón, este homenaje que el Estado le hace a las víctimas, fue algo que los gobiernos anteriores al de Petro eludieron. Pero hoy lo está haciendo nuestro Presidente, lo está haciendo el Gobierno del Cambio".

Jaime Cedano Roldán, en nombre de la familia Díaz Mancilla –víctimas emblemáticas–, urgió por justicia plena: "La verdad de este crimen debe conocerse a fondo, para que nadie se atreva a negar lo innegable".

Reacciones: De la emoción colectiva a la polarización política

El acto generó una ola de emociones en redes sociales y entre la diáspora colombiana. En X (antes Twitter), usuarios como @CorpReiniciar compartieron videos del momento, con el hashtag #FueUnGenocidio, destacando el perdón de Petro como un avance irrenunciable. Periodistas independientes como @eduardoaariasa reportaron multitudes en el camellón de Santa Marta, criticando los "ataques retorcidos" del uribismo ante la concurrencia masiva. Medios como @UltimaHoraCR capturaron la frase clave de Petro: "Fue un genocidio y Colombia lo tiene que reconocer".

Internacionalmente, la CIDH y organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han aplaudido el cumplimiento de la sentencia, viéndolo como un modelo para América Latina en materia de reparación a víctimas de violencia política. Sin embargo, en el ámbito local, el evento reavivó tensiones: el expresidente Álvaro Uribe, mencionado por Petro, no ha respondido públicamente hasta el momento, aunque sus aliados han calificado el discurso como "revanchista".

Este perdón estatal no solo honra a las víctimas de la UP, sino que abre la puerta a procesos de verdad y no repetición en un país marcado por el conflicto. Como señaló Petro en un tuit previo, el acto busca que "la lista de jefes de Estado y cancilleres que llegan a Santa Marta [...] sea más grande que la lista Epstein", simbolizando una Colombia que mira al mundo con la frente en alto, pero con las heridas del pasado bien visibles.

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